Cultivo de moringa: beneficios, propiedades y manejo agronómico
La Moringa oleífera, es conocida como el árbol de la vida o árbol de las perlas; reseñada por primera vez alrededor del año 2.000 A.C como hierba medicinal, donde adquiere el nombre de “El árbol milagroso”.
Aunque su origen está ubicado en la India la misma se ha difundido a nivel mundial por ser un árbol multiuso, de gran importancia económica, gracias a sus diversos usos en la alimentación humana y animal, así como en la industria farmacéutica, cosmética, agrícola y ambiental.
Es una especie perenne, pero no longeva que puede vivir alrededor de 20 años, se adapta a diversos ecosistemas y crece muy bien en las regiones tropicales y subtropicales.
Fue introducida en el continente Americano por los españoles para ser usada como cercas vivas, ornato y alimento para animales, por sus características nutritivas, su potencial forrajero y su alta digestibilidad.
Las características agronómicas de la planta de moringa indican una elevada prolificidad y rápido crecimiento; con rendimientos de biomasa forrajera superiores a 100 toneladas y una producción promedio de semilla de 4.500 kg por hectárea en sistemas de producción intensivos.
El 40 % del peso de la semilla de moringa, representa aceite de alta calidad, rico en ácidos grasos insaturados; el mismo es utilizado en la industria para elaborar compuestos nutricionales, perfumes, lubricantes, y biodiesel; además, de la semilla se extrae la cascarilla la cual es la materia prima para la producción de carbón activado.