Las micorrizas son actores clave en el complejo y fascinante universo de microorganismos interconectados que habitan el suelo. Como explica Armenia Velázquez, PhD en biología del suelo, durante mucho tiempo hemos tratado la tierra como un sustrato inerte, ignorando esta vitalidad. Sin embargo, en este intrincado entramado de vida subterránea, las micorrizas emergen orquestando el metabolismo de las plantas y la resiliencia de todo el ecosistema.
La cadena trófica del suelo, esa red alimenticia invisible, comienza con las plantas, que liberan compuestos nutriendo a una vasta comunidad de microorganismos, incluyendo a los formadores de micorrizas, donde cada uno desempeña una función específica para el suelo.
En el corazón de la interacción de la cadena trófica del suelo se encuentra la rizósfera, esa estrecha franja de suelo que rodea las raíces, un ecosistema dinámico donde la comunicación entre la planta y su microbioma es constante. Es allí donde las micorrizas, la simbiosis entre las raíces de las plantas y ciertos hongos del suelo, establecen una conexión íntima.
Como explica Armenia, esta unión no es meramente física; es un sofisticado sistema de intercambio donde el hongo micorrícico, a cambio de carbohidratos producidos por la planta, extiende su red de hifas, actuando como una extensión del sistema radicular y facilitando la absorción de agua y nutrientes esenciales.
Micorrizas: qué son y para qué sirven
Índice del artículo
Una micorriza hace referencia a la unión intrínseca de la raíz de una planta determinada con un hongo micorrizógeno. Dependiendo del grado de unión se clasifica como ectomicorrizas que se quedan en la parte superficial e intercelular entre las células. Y las endomicorrizas son aquellos hongos que tienen la capacidad de incluso de entrar a las células vegetales.
Entonces, lo que se ha encontrado es que no solo se une un hongo con una raíz para darle más extensión a ésta. Sino que tienen un sistema de comunicación muy sofisticado a través de señales químicas, que pueden ser moléculas volátiles o algunas moléculas hidrosolubles también.
Las micorrizas y su papel fundamental en la comunicación de las plantas
La planta emite señales indicando a la micorriza, que requiere agua. Entonces, ésta a través de esas señales químicas forma una simbiosis con la raíz y entonces le atrae el recurso que necesita.
De manera que la rizósfera es realmente el área donde ocurre toda la comunicación de la planta con su entorno. Allí percibe si existen condiciones de sequía, de temperaturas altas o inclusive si hay amenazas de alguna enfermedad; y empieza a prepararse a reclutar microorganismos para que cubran sus necesidades.
Aunque se está descrita desde el siglo pasado, pero por muchos años ignoramos porque no alcanzamos a ver la importancia tan grande que tiene. En especial porque le permiten a la planta establecer un contacto con su entorno y las plantas vecinas. Incluso, si una planta es atacada por un patógeno, envía una señal química a sus vecinas y en estas se estimulan el sistema interno de defensa.
Por eso no son atacadas tan fácilmente, establecen ciertas barreras y se preparan para el ataque potencial de ese patógeno. Así, la comunicación entre ellos es muy sofisticada.
Más Allá de la Nutrición: Los Múltiples Beneficios y el Rol Defensivo de las Micorrizas
Adicionalmente, se ha encontrado que las micorriza tienen grandes beneficios en los cultivos porque las protegen incluso no solamente de este tipo de ataques bióticos como de un patógeno, sino también de otros tipos de estrés abióticos que no son de origen de biológico.
Por ejemplo, una sequía, temperaturas extremas y fenómenos climatológicos. Cabe destacar que la primera que se entera es la micorriza y entonces empieza a preparar a a planta para que resista esas condiciones. Asimismo, actúa como un gestor, porque buscar alianzas con otros microorganismos para resolver las necesidades de la planta.
Por otra parte, la cadena alimenticia cuida su fuente, la planta. Pero qué hemos hecho durante muchos años, atacar el ecosistema que desconocíamos, a estos microorganismos con bombas químicas.
Actualmente existen algunas moléculas, cuyos fabricantes dicen que son más precisas, pero en una cadena, al afectar uno de los eslabones, va a existir un daño colateral con los otros organismos relacionados.
Definitivamente esta simbiosis llamada micorriza es una de las más importantes, se estima que tiene millones de años y que nueve de cada diez plantas están micorrizadas. Prácticamente todos los vegetales han establecido relaciones muy precisas con otros para adaptarse a las condiciones ambientales.
Además de su papel en la nutrición, las micorrizas desempeñan una función crucial en la comunicación entre plantas. A través de la liberación de señales químicas, las plantas micorrizadas pueden alertar a sus vecinas sobre la presencia de patógenos, desencadenando mecanismos de defensa en las plantas circundantes. Esta red de comunicación subterránea, facilitada por las hifas de los hongos micorrícicos, revela una complejidad insospechada en las interacciones vegetales.
El papel de las micorrizas y los microorganismos en la nutrición de las plantas
La importancia de las micorrizas trasciende la mera mejora en la absorción. Mientras que los microorganismos influyen directamente en el metabolismo de las plantas, facilitando la movilización de nutrientes que de otra manera permanecerían inaccesibles.
Como bien se indica, si los microorganismos encargados de descomponer y desmenuzar los nutrientes no están presentes, estos se fijan e inmovilizan, limitando la capacidad de la planta para aprovecharlos, incluso si se aplican grandes cantidades de fertilizantes.
Micorrizas y el equilibrio del microbioma: prácticas agrícolas inadecuadas
Uso indiscriminado de sustancias químicas
Entre las que más alteran está el uso indiscriminado de sustancias químicas sobre todo con fines biocidas. Actualmente en algunas zonas agrícolas de Latinoamérica siguen usando algunos compuestos químicos para fumigar prohibidos en algunas zonas del mundo.
Sin embargo, nunca se deja en cero el microbioma porque los microorganismos son altamente resilientes y se sobreponen a diferentes tipos de ataques. Pero sí se merma el equilibrio del microbioma al utilizar el fumigante consistentemente.
Por ejemplo, en México, hay regiones donde hace 20 años se utilizaba 100 L/ha de un fumigante, luego con el tiempo se incrementó a 200 L/ha. Incluso en algunas zonas se usan 400 L/ha.
Practicas de labranza
Al aplicar la labranza profunda movemos el suelo, lo exponemos lo arrastramos, etc. En consecuencia, se rompe el microbioma que se estaba formando entre las plantas debido a que se busca exponer el suelo que se suelte, se deshidrate para reducir la presión de patógenos, pero se afectan la captura de carbono.
Al estar expuesto, como otros nutrientes, se oxida, se transforma y lo podemos perder. Por ello, estas son dos de las prácticas que más impactan el equilibrio del microbioma del suelo.
Uso indiscriminado de biológicos
Cabe destacar que otro aspecto importante es el uso indiscriminado de biológicos debido a que se está aplicando con desconocimiento. Si por ejemplo a alguien le funciona Trichoderma entonces se comienza a incluir indiscriminadamente en todos los programas, se generan fábricas, se formulan y se aplican en el suelo.
En realidad se esta actuando a ciegas, éste es un hongo antagonista, existen hongos del genero Trichoderma que son muy invasivos, son enemigos de otros hongos. De hecho, algunos productores que empezaron aplicando Trichoderma debido a un problema con un hongo, resuelven el problema. Entonces como es muy bueno lo incorporan a su plan de manejo de forma intensiva. Eventualmente, resulta que el Trichoderma puede afectar las poblaciones de micorrizas.
Por eso es importante conocer qué es lo que se está haciendo, qué microorganismo se está aplicando y por qué se va a aplicar. Pues existe el riesgo de caer en una nueva Revolución Verde.
Esto no quiere decir que los microorganismos sean malos. Al contrario, nuestro suelo necesita vida, pero hay que ser muy inteligente para no caer en esa tendencia comercial de aplicar cualquier cosa.
Mantenimiento del microbioma: la importancia de concientizar a los productores
La relación entre las micorrizas y el equilibrio del microbioma es de gran relevancia. Cuando este equilibrio se degrada, como resultado de prácticas agrícolas inadecuadas, puede surgir el problema de las malezas. Un microbioma sano y diverso mantiene la competencia entre las plantas, evitando el predominio de especies no deseadas. Así, la presencia de malezas puede ser, por ejemplo, un indicador de un microbioma desequilibrado.
Por otro lado, si por ejemplo, aplicamos un exceso de bacterias fijadoras de nitrógeno la bacteria empieza a competir con la planta, comienza un desplome de los niveles de nitrógeno, ablandamiento de las paredes celulares. Asimismo, algunos productores aplican fermentos artesanales y manifiestan confiar en ellos y no comprenden por qué pueden causar un desequilibrio en el suelo si las plantas tienen muy buena respuesta. De ahí la importancia de hacerlo bien.
Cabe destacar que las micorrizas son mucho más que simples facilitadores de la absorción de nutrientes; son actores centrales en la orquestación del metabolismo de las plantas, la comunicación subterránea y el mantenimiento del equilibrio del microbioma del suelo. Por eso, comprender su función y la intrincada red de interacciones en la que participan es fundamental para avanzar hacia una agricultura más sostenible y resiliente.
En este sentido la nueva era de la agricultura nos invita a mirar bajo nuestros pies y a reconocer el poder de este universo invisible que sustenta la vida en la Tierra. De ahí la importancia de espacios para concientizar y divulgar información a los productores para que entiendan qué es lo que están haciendo y no volver a caer en el mismo error.
Micorrizas: El Futuro de la Agricultura Sostenible
Las micorrizas son mucho más que simples facilitadores de nutrientes; son orquestadoras clave del metabolismo vegetal, la comunicación subterránea y el equilibrio del microbioma del suelo. Su intrincada red con las raíces permite a las plantas resistir estrés biótico y abiótico, comunicarse con sus vecinas y optimizar la absorción de recursos vitales que de otro modo permanecerían inaccesibles.
Para avanzar hacia una agricultura verdaderamente sostenible y resiliente, es fundamental abandonar prácticas como el uso indiscriminado de químicos, la labranza profunda y la aplicación ciega de biológicos. Debemos concientizar a los productores sobre la vitalidad del microbioma y el rol insustituible de las micorrizas. Mirar bajo nuestros pies y comprender este universo invisible es la clave para la nueva era de la agricultura.
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Equipo Editorial Agrotendencia
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