Lycopersicum esculentum, mejor conocido como “Tomate” es considerado una hortaliza imprescindible en la gastronomía mundial. La versatilidad del cultivo de tomate es tal, que puede consumirse fresco, procesado, en salsas, y hasta deshidratado.
Esta solanácea posee grandes cantidades de Hierro, Potasio, y licopeno lo que le concede propiedades antioxidantes, nutricionales y medicinales excepcionales.
Se diferencia de muchas hortalizas en que puede desarrollarse como un cultivo anual o como uno perenne, según la variedad y manejo que se utilice;
cultivándose tanto en campo abierto como en ambientes controlados.
Los rendimientos del tomate pueden variar drásticamente según el sistema de cultivo. En casa de cultivo o invernaderos, bajo ambientes controlados puede producir más de 132 mil kg/ha.
Existen más de 25.000 variedades del vegetal en el mundo. Entre las que hay tomates negros, amarillos o más comúnmente rojos.
El cultivo precisa de cuidados particulares. Como la colocación de tutores, el aporque y controles de humedad que permitan reducir las incidencias de plagas y enfermedades.
Su origen es centroamericano, y se ha difundido su producción y consumo de tal manera en el mundo; que hoy día en muchos países se ha convertido en un alimento emblema de la cultura y ambiente culinario.
El tomate requiere cuidados especializados en relación a la humedad para evitar la incidencia de enfermedades.
Es originario de los bajos Andes, y fue cultivado por los Aztecas en México 700 años A.C
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