El tamarindo (Tamarindus indica) es un árbol originario de África tropical, pero se ha adaptado a climas cálidos de todo el mundo, especialmente en India y América Latina. Sus frutos son legumbres que contienen pulpa ácida, muy utilizada en salsas, bebidas y como condimento.
Este cultivo es muy valioso debido a que todas sus partes son aprovechables: semillas, hojas, madera, frutos, flores, brotes, vainas, corteza y tallos jóvenes. Además se utiliza como planta ornamental, alimento y en la medicina tradicional.
Condiciones edafoclimáticas para el cultivo de Tamarindo
Índice del artículo
El tamarindo prospera en climas tropicales y subtropicales, adaptándose bien a condiciones cálidas, ya sean semisecas o húmedas. Sus requisitos climáticos son un rango óptimo de temperatura para el crecimiento de 20°C a 35°C. Si bien puede tolerar temperaturas más altas, pero no se desarrolla bien en condiciones frías.
En lo que respecta a su rango de precipitación anual oscila entre 800 y 1400 mm, aunque puede sobrevivir en condiciones más secas una vez establecido. Durante la fase de crecimiento y la maduración del fruto crece favorablemente con lluvias, aunque requiere un clima seco durante el desarrollo del fruto. También es esencial una buena exposición al sol, pues sus ramas son flexibles pero fuertes, resistiendo vientos y huracanes.
El tipo de suelo es fundamental para el cultivo exitoso del tamarindo. En este sentido puede crecer en diversos tipos de suelos. Desde aluviales profundos con buen drenaje y textura arcillo-arenosa (pH entre 6 y 7,5), hasta suelos pedregosos, calcáreos o ligeramente ácidos.
Tipos de propagación y siembra del Tamarindo
La propagación por semilla es el método más simple y económico porque las semillas son fáciles de obtener y germinar. Sin embargo, tiene como desventaja que la variabilidad genética puede resultar en características no deseadas en las plantas.
Para ello se preparan semilleros con altos porcentajes de arena, previamente desinfectados y protegidos del daño de animales, con acceso a agua para riego. Las semillas se siembran a 2-3 cm de distancia entre sí y 10 cm entre hileras, cubiertas con una capa ligera de arena fina.
A continuación, se colocan bajo medias sombras para mantener la humedad y prevenir quemaduras solares. El proceso de germinación se completa en 8-10 días, alcanzando 3-5 cm de altura, momento adecuado para trasplantarla al vivero. De esta forma, con buen manejo, estará lista para sembrarse en el campo definitivo en 12-15 meses.
Al alcanzar entre 8 y 12 meses de edad en el vivero, las plantas están listas para el injerto y deben tener un grosor de 1 cm y un cuello de 10 a 15 cm. Si la propagación es comercial, se recomienda seleccionar clones por su calidad en términos de porcentaje de acidez, azúcares, contenido de pulpa, tamaño de vainas y número de semillas por vaina, entre otros factores.
Según la disponibilidad del terreno, se utilizan sistemas de marco real o tresbolillo, con distancias de siembra de 10-14 m entre plantas. En terrenos irregulares, se recomienda sembrar usando curvas de nivel. Mientras que en terrenos planos, se realiza un barbecho profundo antes de distribuir las plantas.
Manejo del cultivo
Fertilización
El tamarindo, aunque rústico, responde bien a la fertilización. En primer lugar es necesario realizar un análisis del suelo para determinar las necesidades específicas de nutrientes. En general se recomienda aplicar un fertilizante equilibrado (NPK) cada 4-6 meses. Aplicando 50 g/planta de nitrógeno en los primeros años, aumentando hasta 3,5-4,0 kg/planta.
Mientras que el fósforo se aplica en dosis de 30-40 g/planta, llegando a 2 kg en el octavo o décimo año. En lo que respecta a las deficiencias de micronutrientes estas deben cubrirse con aspersiones foliares.
Riego del Cultivo
Durante las primeras semanas después de la siembra, se debe regar frecuentemente para mantener un nivel adecuado de humedad en el suelo. Las plantas de tamarindo recién trasplantadas necesitan suficiente humedad hasta que se adapten por completo al terreno.
Las plantas adultas crecen y fructifican con un riego más espaciado. Una vez que el árbol esté establecido, el tamarindo es bastante resistente a la sequía. Sin embargo, es aconsejable proporcionar riegos adicionales en períodos de sequía prolongada.
Poda del Árbol
La poda es fundamental para el desarrollo de la planta. Especialmente en los primeros años, para formar una estructura adecuada. Por ejemplo, en árboles en producción, se eliminan ramas secas y mal orientadas para mejorar la aireación y penetración de luz, facilitando el control de plagas y enfermedades.
También se realiza poda de ramas inferiores y de contorno, y poda de raleo para aligerar copas densas. Si se trata de una poda de formación se aplica en las ramas principales para fomentar un crecimiento equilibrado y evitar que el árbol se vuelva demasiado denso.
Control de Malezas
Es recomendable llevar a cabo un buen control de malezas en los primeros años. En especial porque compiten por humedad, luz y nutrientes, afectando más a las plantas jóvenes. A tal fin se puede realizar manualmente, con herbicidas de contacto o sistémicos, o mediante la aplicación de cobertura vegetal.
Control de Plagas y Enfermedades
Es conveniente realizar un monitoreo regular para inspeccionar regularmente las plantas para detectar signos de plagas o enfermedades. Una alternativa es el control biológico y prácticas culturales para manejar problemas comunes como pulgones, cochinillas y hongos.
De igual forma se requiere aplicar podas ligeras para eliminar ramas muertas o enfermas y mejorar la circulación del aire. La eliminación de ramas muertas contribuye a mantener la salud del árbol y permitir mejor acceso a la luz.
Tamarindo: ¿Cuánto tiempo tarda en dar frutos?
El tamarindo empieza a dar frutos entre después de 8, 10 o 12 años después de la plantación si se cultiva a partir de semillas. Pero si se trata de plántas injertadas, el tiempo se reduce a 3-4 años. Esto se debe a que los árboles de semilla crecen lentamente alrededor de 0,5 a 0,8 m/año, mientras que, los obtenidos por injerto tienden a producir más rápido.
Se ha determinado que la producción de vainas se estabiliza a los 15 años. En lo que respecta a la cosecha debe llevarse a cabo en la temporada seca. La madurez se evidencia cuando las vainas adquieren un color marrón oscuro y una textura seca y quebradiza.
Para una cosecha óptima se recomienda realizar la recolección manual de las vainas se deben recolectar manualmente para evitar dañar el árbol. Posteriormente los frutos requieren almacenamiento en un lugar seco y fresco para evitar su descomposición.
En cuanto al rendimiento, por ejemplo, a los 5 años es aproximadamente 0,5 a 2 kg/árbol. Asimismo, entre los 30 y 70 años pueden llegar a producir de 150 a 200 kg/árbol/año, o 12 a 16 t/ha/año.
Importancia ambiental del cultivo de tamarindo
El árbol de tamarindo (Tamarindus indica) no solo es conocido por sus frutos deliciosos y múltiples usos culinarios y medicinales, sino también juega un papel significativo en la depuración de suelos. En particular porque es capaz de crecer en suelos con alto contenido de sales y otras sustancias potencialmente nocivas.
Esta característica lo convierte en una excelente opción para la fitorremediación, que es el proceso de usar plantas para limpiar los suelos contaminados. A través de sus raíces, absorbe y tolera ciertos metales pesados y compuestos tóxicos, ayudando a reducir la concentración de estos contaminantes en el suelo.
Mejora de la estructura del suelo, control de la erosión y aporte de materia orgánica
Las raíces del tamarindo son profundas y robustas, lo que contribuye a mejorar la estructura del suelo. De manera que aflojan el suelo compacto, aumentando su aireación y permitiendo un mejor drenaje. Esto es especialmente beneficioso en suelos arcillosos y pesados con problemas de compactación.
Asimismo sus raíces fuertes y extensas ayudan a estabilizar el suelo, previniendo la erosión. Al fijar el suelo con sus raíces se reduce la pérdida de capa superficial fértil, conservando así la calidad del suelo y previniendo la degradación del terreno.
Por otro lado, las hojas y otras partes vegetativas, con el tiempo se descomponen y se convierten en materia orgánica. Este proceso enriquece el suelo con nutrientes esenciales y mejora su capacidad de retener agua y nutrientes.
Contribución a la Biodiversidad
El árbol de tamarindo proporciona hábitat y alimento a una variedad de fauna silvestre, incluyendo insectos, aves y pequeños mamíferos. Esto no solo mantiene el equilibrio del ecosistema, sino que también favorece la depuración natural del suelo a través de las actividades biológicas de estos organismos.
El tamarindo: una planta multifuncional
El cultivo del tamarindo puede ser una actividad muy gratificante, tanto para pequeños agricultores como para grandes productores. Con el conocimiento adecuado sobre los requisitos edafoclimáticos, los pasos para la siembra, el manejo del cultivo y los tipos de propagación, se puede incrementar la producción disfrutando de los beneficios de esta fruta.
El tamarindo es una planta multifuncional que no solo aporta beneficios directos a través de sus frutos, sino que también desempeña un papel crucial en la depuración y mejora de suelos. Sus capacidades para tolerar contaminantes, mejorar la estructura del suelo, aportar materia orgánica, controlar la erosión y contribuir a la biodiversidad, lo convierten en una herramienta valiosa para la gestión sostenible del suelo.
Equipo Editorial Agrotendencia
Para mayor información sobre el Cultivo de Tamarindo consulta nuestro artículo Tamarindo: qué es, para que sirve, beneficios y propiedades
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