El momento ideal para iniciar la cosecha en el cultivo del maní se sitúa entre los 100 días y los 6 meses después de la siembra, variando según las condiciones de crecimiento y la variedad. Es importante señalar que la cosecha del maní es un paso crucial en la cadena de producción debido a que determina la calidad y cantidad del producto final. Por tal razón, para asegurar un rendimiento óptimo es necesario tomar en cuenta ciertas recomendaciones en cada una de sus etapas, las cuales se describen a continuación.
Etapas de la cosecha en el cultivo de maní
Índice del artículo
Arrancado: el primer paso
Consiste en extraer las plantas del suelo, volteándolas para exponer las vainas al sol y el viento, lo que ayuda a reducir la humedad. Por ende, un buen arrancado requiere considerar el estado sanitario del cultivo, la humedad del suelo, la madurez de las vainas y la correcta regulación de la maquinaria.
Secado en campo: un proceso vital para la calidad
El maní recién arrancado tiene una humedad del 25 % al 35 %, que debe reducirse a menos del 18 % antes de la siguiente etapa. En este sentido, el secado depende de factores ambientales como las altas temperaturas, la baja humedad relativa, la presencia de viento y la ausencia de lluvias. Así, en condiciones ideales, el secado puede durar entre 7 y 10 días.
Despicado o trillado: la extracción de las vainas
Una vez finalizado el secado, se procede a la extracción de las vainas de las plantas, ya sea manualmente o con maquinaria.
Recomendaciones para una cosecha exitosa
- Evitar las heladas y lluvias fuertes: Si se pronostican estas condiciones climáticas, es recomendable suspender el arrancado hasta que pasen.
- Velocidad adecuada: Se recomienda una velocidad de trabajo entre 6 y 8 km/h para evitar que las vainas se desprendan de la planta.
- Calidad sobre cantidad: La eficiencia de la cosechadora se mide por la calidad del maní que llega a los acoplados, no por la cantidad recolectada.
- Sincronización precisa: La velocidad de avance de la descapotadora y del recolector debe estar sincronizada para minimizar las pérdidas, proteger las vainas y reducir la cantidad de material extraño.
Siguiendo estas recomendaciones, se asegura una cosecha de maní de alta calidad, libre de hongos y aflatoxinas, que contribuya al éxito del cultivo y la rentabilidad del productor.
Rendimiento del cultivo de maní: maximizando la producción
El rendimiento promedio del cultivo de maní por hectárea se sitúa entre 3,3 y 3,5 toneladas, lo que representa un total de 1 millón de toneladas anuales. Por ejemplo, los mayores rendimientos a nivel mundial se registran en América, con 3637 kg/ha, seguido de Asia con 2487 kg/ha y Oceanía con 1889 kg/ha.
Postcosecha: preservando la calidad del maní
El secado de las vainas de maní después del despicado es crucial para mantener la calidad del grano. Por eso al reducir la humedad, se inhibe la proliferación de hongos y se asegura una mejor conservación. De hecho, el objetivo es alcanzar una humedad del maní igual o inferior al 12 %.
Métodos de secado del maní
- Secado Estacionario: Es llevado a cabo en pilas a granel en lugares secos y techados, permitiendo un secado gradual.
- Secado Continuo: Se utiliza maquinaria especializada para un secado más rápido y eficiente.
Es fundamental que el secado se lleve a cabo lo más rápido posible para evitar:
- Enranciamiento: La formación de ácidos grasos libres, que ocurre cuando el maní permanece húmedo por tiempo prolongado, o si se remoja para facilitar la peladura artesanal.
- Peróxidos: La formación de peróxidos se produce cuando el maní se expone a altas temperaturas por un tiempo prolongado, incluso si está seco.
- Ataque de bacterias y hongos: La humedad favorece la proliferación de microorganismos, lo que puede provocar pudriciones, daños y manchas que afectan la calidad del grano.
Recomendaciones para un secado efectivo
La cosecha del maní es un proceso crucial para la seguridad alimentaria y la economía de muchos países. Un buen rendimiento no solo se traduce en mayores ingresos para los agricultores, sino que también garantiza la disponibilidad de un alimento nutritivo y versátil.
Sin embargo, la amenaza de los hongos y las aflatoxinas acecha constantemente, poniendo en riesgo la calidad y la seguridad del maní. Por ello es necesario monitorear:
- Control de la humedad: Monitorear la humedad del maní durante el proceso de secado para garantizar que se alcanza el nivel deseado.
- Ventilación adecuada: Asegurar una buena circulación de aire para facilitar la evaporación de la humedad.
- Temperatura controlada: Evitar temperaturas excesivas que puedan afectar la calidad del grano.
Un secado adecuado del maní es fundamental para obtener un producto de alta calidad, libre de hongos y aflatoxinas, que pueda ser comercializado y consumido con seguridad.
Para mayor información sobre el cultivo de maní te invitamos a leer nuestro artículo Cultivo de maní: Ciclo, cosecha, plagas y enfermedades.
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