A solo dos días del vencimiento de la moratoria arancelaria impuesta por Estados Unidos, el sector agrícola europeo se encuentra en el centro de una tensa negociación comercial entre Bruselas y Washington. La administración Trump plantea la imposición de un arancel del 17% sobre los productos agroalimentarios procedentes de la Unión Europea, una medida que podría golpear con dureza a agricultores y exportadores del bloque.
La amenaza llega en un momento crítico para el campo europeo, que ya enfrenta desafíos estructurales como el cambio climático, la inflación de insumos y la incertidumbre sobre el futuro de la Política Agraria Común (PAC). Países como España, Francia, Italia y los Países Bajos —principales exportadores agrícolas a EE.UU.— serían los más perjudicados si no se alcanza un acuerdo antes del 9 de julio.
Entre los productos más expuestos a esta subida arancelaria se encuentran el aceite de oliva, los quesos curados, el vino, las frutas frescas y los productos cárnicos procesados. En el caso español, organizaciones agrarias como ASAJA y COAG ya han advertido que un arancel del 17% podría suponer “la pérdida de miles de toneladas exportadas y la ruina para cientos de cooperativas”.
El comisario europeo de Comercio, Maros Sefcovic, ha liderado las negociaciones con el equipo del presidente Trump en Washington, intentando frenar lo que muchos ya llaman “el arancelazo al campo”.
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