Salmón, es el nombre común de varias especies de peces de la familia Salmonidae que el ser humano consume desde la prehistoria. Las dos variedades en el cultivo del salmón más conocidas son el Salmón del Atlántico, y el Salmón del Pacífico. Ambos, pasa la mayor parte de su vida en agua salada, pero emigran al agua dulce de los ríos remontándolos en contra corriente para reproducirse, desovando o poniendo sus huevos cerca de la naciente.
Es un alimento rico en grasas, pero a su vez un valioso aliado en la dieta para bajar el colesterol; ya que cada 100 gramos de su carne aportan 11 gramos de lo que se conoce como “grasas buenas” principalmente omega 3.
Hace un siglo, este pez era extremadamente codiciado por su difícil captura en el medio natural, sin embargo, actualmente el 60% del salmón en el mercado se deriva de la producción controlada a través de la acuicultura.
La acuicultura del salmón o salmonicultura es una actividad de reciente data que inició a nivel experimental en la década de 1960, cuando los agricultores trataron de incubar y criar salmones para liberarlos en ríos y aumentar las capturas de pesca deportiva y de consumo.
La calidad de la carne en el salmón de cultivo depende exclusivamente de sus condiciones de cría y de su alimentación.
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