Los bioles en la agricultura vertical proporcionan nutrientes esenciales para el crecimiento y desarrollo de las plantas. Replican la actividad natural de los microorganismos beneficiosos presentes en la capa de humus del suelo. Aportan fitohormonas mejorando los rendimientos en los cultivos e incrementan los ingresos económicos. Los obtenidos de excretas de bovinos poseen un 40 % de materia orgánica y los porcinos entre un 20 – 25 %. Son elaborados con altos estándares de calidad para ser usados en la agricultura vertical como alternativa ecológica. Los bioles mejorados se caracterizan porque incluyen otros componentes además de las fuentes orgánicas
El plátano o “Musa” es un fruto climatérico considerado estratégico en la seguridad alimentaria de casi todas las regiones donde se cultiva.
Esta musácea se diferencia de otras principalmente en su forma de consumo; ya que se prefiere sancochado o frito en lugar de crudo; lo cual realza sus características sensoriales.
Es considerado uno de los primeros frutales cultivados por el hombre, encontrándose evidencia de ello en las antiguas escrituras hindúes, chinas, griegas y romanas; de las cuales las más antiguas datan de 2600 años aproximadamente.
Las plantas de plátano crecen extensivamente en región tropical y son cultivados en más de 130 países en los 5 continentes. Destacándose Latino América y el Caribe entre los mayores productores, donde al igual que en África es la cuarta fuente de energía en la dieta después del maíz, el arroz y el trigo gracias a su alto contenido de carbohidratos.
El manejo agronómico del cultivo de plátano requiere de la cuidadosa aplicación de Buenas Prácticas Agrícolas (o BPA), algunas de las más importantes son la adecuada selección de semillas, el control de malezas y prácticas culturales como el deshoje, deshije, desbellote, desmane, entre otras.
Es de resaltar que el comercio internacional de plátanos está por encima de otros productos de alto valor como lo son: la manzana, la uva, la naranja y el melón. lo que hace que el rubro sea altamente rentable cuando se cuenta con una buena gestión de cultivo.
La apicultura es el arte de criar abejas para obtener los productos derivados de su trabajo en la colmena (principalmente miel, polen, cera y jalea real).
Es una labor delicada desarrollada por el apicultor, en un lugar que técnicamente se denomina apiario o colmenar.
Esta actividad es altamente rentable, ya que genera productos de gran calidad y demanda, mientras mejora el medio ambiente donde se practica; favoreciendo los procesos naturales de polinización y la relación hombre – naturaleza.
Tanto la domesticación como el origen de las abejas es muy antiguo. Existen enjambres fosilizados en ámbar “idénticos” a las abejas actuales, con al menos 60 millones de años de antigüedad. Además, hay evidencia de que hace unos 15.000 años ya se usaba el fuego para castrar (o quitarles la miel) a las abejas.
La miel no solo es el néctar más dulce del planeta, también posee propiedades extraordinarias como cicatrizante y antibacterial. Además de ser ampliamente recomendada para ayudar a la digestión y tratar o prevenir problemas cardiovasculares.
Sin distinción de edad o de sexo la apicultura puede ser practicada por casi cualquier persona en casi cualquier lugar. Solo se requiere tener los conocimientos adecuados, ser cuidadoso y no ser alérgico.
La herramienta más importante en la apicultura moderna es el ahumador (o emisor de humo), y es utilizado para aplacar la furia de las abejas ¡y evitar que estas piquen!
Los apicultores de hoy aseguran que “es posible” revisar el apiario sin braga, sin guantes y hasta sin velo, pero ¡jamás! sin humo.
“Cocos nucifera” es la denominación científica que recibe el “cocotero” o “árbol de coco”, una planta única en su género considerada entre las especies más productivas y útiles del mundo.
Su fruto, tiene un significativo valor nutricional en la alimentación humana y animal. Y en conjunto, la planta puede ser utilizada como materia prima para la producción de artesanías, cosméticos, medicinas y detergentes, además de biocombustibles e incluso tela y ropa ecológica.
El coco es una drupa exótica que requiere entre 10 y 12 meses para desarrollarse.
Es una de las pocas plantas cuya gran demanda de cloro hace que el agua salobre sea particularmente beneficiosa a su metabolismo, por lo que es fácil encontrarla en estado silvestre en playas tropicales de todo el mundo.
Un cocotero puede llegar poseer unas 5.000 raíces capaces de penetrar el suelo en todas direcciones y de alcanzar hasta 18 metros de longitud, lo que hace a la planta poco vulnerable al acame.
Según su condición genética, los cocoteros pueden durar entre 60 y 120 días en germinar, unos 5 o 7 años en dar su primer fruto, y entre 50 y 70 años de vida útil comercial; produciendo unos 70 o 80 cocos por año.
El “palmito” no es otra cosa que la yema terminal del cocotero en estado juvenil, que se consume cruda o en ensaladas.
El durazno o melocotón es un delicioso fruto tipo drupa con características similares al albaricoque, las ciruelas y las nectarinas. Se diferencia de estas últimas en su piel aterciopelada, en la elevada toxicidad de su semilla y en una pulpa menos dulce.
Originaria de China y siendo considerada un símbolo de larga vida, esta fruta ha sido cultivada desde hace aproximadamente 1000 años a.C. Gracias a la antigua ruta de la seda , fue introducido en Europa donde para entonces los romanos la denominaron “la manzana persa” por el país de su procedencia.
Es un cultivo característico de zonas templadas con 4 estaciones bien definidas, sin embargo, su producción en zonas tropicales es posible gracias a técnicas especiales de manejo como por ejemplo la defoliación artificial, (que puede ser manual o química) y se realiza para simular el efecto del otoño.
El fruto de durazno es muy carnoso, versátil y delicioso. Puede ser consumido fresco, seco congelado o preparado en una gran cantidad de postres que por ahora no conoce límites.
Para garantizar la máxima calidad del fruto, la fecha de la cosecha es muy importante siendo un fruto climatérico, posee la característica de poder madurar después de ser cosechado, lo que permite su recolección anticipada.
La parchita o maracuyá, conocida científicamente como Passiflora edulis es una planta trepadora originaria de Sudamérica. Los frutos de la planta son conocidos por su sabor y aroma. Destaca la amplia variedad de preparaciones que se obtienen a partir de ella.
El proceso para establecer un cultivo inicia con la selección de las semillas. Se deben tomar las semillas de frutos sanos y libres de enfermedades. Una alternativa segura es obtenerlas en viveros.
La siembra se realiza en canteros o bandejas germinadoras protegidas del sol y del agua. Las semillas también se pueden germinar en bolsas plásticas negras. Para la germinación el sustrato debe ser desinfectado.
La planta de maracuyá es susceptible a encharcamientos. El trasplante a campo abierto debe realizarse teniendo en cuenta aspectos como: Pendiente del suelo y sentido de los drenajes. sin descuidar el monitoreo de: temperatura y humedad relativa.
Una planta de maracuyá puede alcanzar una longitud superior a los 10 metros. Es fundamental establecer sistemas de soportes para garantizar su crecimiento óptimo. Existen varios sistemas de soporte con un objetivo común: garantizar la vida útil de la planta y de los frutos.
El sistema vertical es el más usado por ser el más económico. El sistema emparrado permite una mejor distribución y ventilación de la planta y el sistema horizontal requiere un mayor uso de materiales, lo que aumenta su costo, sin embargo, permite una mejor distribución del follaje.
La producción de frutos inicia entre el sexto y séptimo mes luego del trasplante. Los mayores rendimientos se obtienen durante el segundo año del cultivo.
Normalmente la pulpa se consume cruda. También es común la preparación de postres, los cuales son destacan por su exquisito sabor.
Esta fruta es rica en vitamina A y C, además contiene importantes minerales como calcio, hierro y potasio. Es conocida por ser un potente antioxidante natural.
La patilla o sandía conocida científicamente como Citrullus lanatus es una planta herbácea perteneciente a la familia de las cucurbitáceas. Puede trepar de forma vertical gracias a unas estructuras propias de la planta conocidas como zarcillos.
La planta es anual, su tallo blando y flexible puede alcanzar más de 4 metros de longitud. Las flores son amarillas y solitarias. La polinización es posible gracias a los agentes externos como insectos.
El fruto de la sandía es una baya grande cuya forma es esférica u ovalada. Tiene un porcentaje de agua entre 90 a 95%. El color característico de la fruta es rosa claro o rojo intenso. También existen cultivos de pulpa amarilla.
El tamaño de los frutos es considerable. En ocasiones pueden superar los 20 kilos y 30 centímetros. Es un fruto climatérico. Después de ser cosechado continúa madurando.
La sandía es rica en vitaminas y minerales esenciales para el cuerpo humano. Posee vitaminas A, B, C y potasio. Este mineral permite que los nutrientes fluyan a través de las células.
Los cultivos de sandía se desarrollan bien en ambientes cálidos. La temperatura optima oscila entre los 25 y 28 grados Celsius.
En cuanto a la siembra actualmente destaca la siembra por trasplante sobre la siembra directa. Esto se debe a un aumento en la producción de sandía en invernaderos.
El cultivo en invernaderos otorga ventajas sobre las técnicas tradicionales de cultivo. Una de ellas es que se puede cultivar durante todo el año. Otra ventaja importante es que se gana mayor precocidad en relación con la siembra directa.
La preparación de los suelos para el cultivo de piña se inicia con la limpieza del terreno. Es importante la incorporación de los residuos vegetales, para mejorar el contenido de materia orgánica. Se puede sembrar por medio de la corona, de los hijuelos o de los retoños. La forma alargada y acanalada de las hojas … Cultivo de Piña en 2 minutos