El cultivo de durazno o melocotón posee un delicioso fruto tipo drupa con características similares a las ciruelas y las nectarinas. Se diferencia de estas últimas en su piel aterciopelada, en su semilla venenosa y en una pulpa un poco menos dulce.
Esta fruta es originaria de China y considerada un símbolo de larga vida. El durazno ha sido cultivado desde hace aproximadamente 1000 años a.C. Gracias a la antigua ruta de la seda Persa, fue introducido en Europa donde para entonces los romanos la denominaron “la manzana persa” por el país de su procedencia.
Es un cultivo característico de zonas templadas con 4 estaciones bien definidas, sin embargo, su producción en zonas tropicales es posible gracias a técnicas especiales de manejo como por ejemplo la defoliación artificial, (que puede ser manual o química) y se realiza para simular el efecto del otoño.
El fruto de durazno es muy carnoso, versátil y delicioso. Puede ser consumido fresco, seco, congelado o preparado en una gran cantidad de postres que por ahora no conoce límites.
La fecha de la cosecha es muy importante, para garantizar la máxima calidad. Es un fruto climatérico, posee la característica de poder madurar después de ser cosechado, lo que permite su recolección anticipada.
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