Las autoridades ganaderas de Texas han encendido las alarmas ante el regreso del gusano barrenador carnívoro, una plaga devastadora que amenaza al ganado y la fauna silvestre del estado. Esta larva, producto de una mosca parásita, se alimenta de carne viva al depositar sus huevos en heridas abiertas de animales de sangre caliente.
El Departamento de Agricultura de Estados Unidos estima que un brote podría generar pérdidas económicas superiores a los 1.800 millones de dólares solo en Texas. Ganaderos que vivieron el brote de los años 70, temen revivir escenas de animales infestados y heridos, que marcó una época difícil para el sector.
La plaga, erradicada oficialmente en EE.UU. en 1966, ha comenzado a desplazarse nuevamente desde América Central, impulsada por el aumento de casos en México y Panamá.
En respuesta, el gobierno estadounidense ha suspendido importaciones de ganado desde México y está invirtiendo en la producción de moscas estériles, una estrategia clave para frenar la propagación.
Mientras tanto, los ganaderos texanos intensifican la vigilancia en sus campos, conscientes de que incluso una pequeña herida puede convertirse en un foco de infestación. La historia parece repetirse, y Texas se prepara para enfrentar una amenaza que, aunque conocida, sigue siendo aterradora.