La industria frutícola brasileña se encuentra en estado de alerta tras el anuncio del Gobierno de Estados Unidos de imponer un arancel del 50% sobre productos agrícolas brasileños a partir del 1 de agosto. Esta medida, que afecta directamente a exportaciones clave como mangos, uvas y açaí, amenaza con desestabilizar uno de los pilares del comercio agroalimentario entre ambos países.
Según la Asociación Brasileña de Exportadores de Frutas y Derivados, el impacto será inmediato y devastador. Solo en el caso del mango, se estima que unas 70.000 toneladas destinadas al mercado estadounidense deberán ser redirigidas a Europa o al mercado interno, ambos ya saturados.
La situación se agrava con la incertidumbre sobre la duración del arancel, lo que desincentiva la inversión en futuras temporadas. Algunos productores incluso consideran no cosechar, ante la falta de viabilidad económica.