Hoy día existen muchos tipos de setas y hongos comestibles, entre ellos los más conocidos son los portobellos, los Shiitakes, las trufas y por supuesto los “Champiñones”.
Según la Sociedad Internacional de Micología en Inglaterra, a nivel mundial se consumen alrededor de 25 millones de toneladas de hongos de 30 especies diferentes.
El consumo de Agaricus bisporus, mejor conocido como champiñón, es cada vez más popular en el mundo gracias a su delicioso sabor, sus propiedades gastronómicas, su alto valor nutricional y sus sencillas condiciones de cultivo.
Los champiñones al igual que todos los hongos, no se clasifican dentro del reino vegetal ni del reino animal, que son las categorías que agrupan la mayor parte de los organismos que componen la dieta humana. En su lugar, forman parte del reino fungi, que está compuesto por más de 1.5 millones de especies, de las cuales apenas el 5%, (unas 100.000 especies) han sido descritas.
El cultivo y consumo de champiñón se extendió desde París hacia España, América y Alemania a finales del siglo XVIII. Cuando se comprobó que el cultivo realizado en galerías subterráneas, bodegas y minas proporcionaba excelentes resultados.
Esta actividad productiva tiene como ventaja importante la utilización de sub productos de otras industrias; como la paja de trigo, la viruta de madera y el carbonato de calcio.
Actualmente el champiñón es cultivado en más de 70 países. Ha promovido un interés creciente en la optimización de técnicas de producción para otros hongos de alto valor gastronómico.
Este producto no tiene desperdicio. Es 100% alimenticio y puede prepararse de muchas formas, desde una ensalada hasta platos muy sofisticados y populares en la cocina internacional.
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