El cultivo de aloe vera o sábila, es una planta prodigiosa que desde hace más 5500 años cuenta con un gran número de aplicaciones en campos tan variados como la medicina, la nutrición y los tratamientos de belleza.
La propagación de la sábila se realiza por hijuelos, cada planta produce entre 3 y 8 de estos al año. Comienzan a aparecer a los 8 u 9 meses de sembrada.
El cultivo de “Aloe” inicia con el plantado de hijuelos a unos 15 centímetros de profundidad. Estos estarán distanciados a un metro entre hileras y medio metro entre plántulas, lo que facilita las labores de cultivo y origina una población de 20.000 plantas por hectárea.
Una hectárea de sábila puede producir entre 20 y 27 toneladas de hoja según la variedad utilizada, el destino de la producción, el manejo agronómico y las condiciones agroclimáticas.
El Aloe es un cultivo adaptado a climas desérticos y poco exigente en fertilización. Las plagas y enfermedades son generalmente escasas bajo las condiciones de suelo y clima propicias para la planta y las malezas representan el principal problema fitosanitario.
El desmalezado, debe hacerse al menos 1 vez al año por medios manuales o mecánicos. Bajo ningún concepto se deben utilizarse herbicidas, ni fertilizantes foliares; ya que estos contaminarían el producto final debido a la alta capacidad de las hojas de absorber y retener cualquier elemento atomizando en el aire.
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